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———-JARDINES DE RESIDENCIA VISTA NEVADA——–
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El bienestar que brinda el contacto con cualquier espacio verde es casi inmediato. Para sacar mayor provecho de esto, existen los jardines terapéuticos. Se trata de sitios silvestres que están diseñados de manera tal que los individuos se sientan cómodos en ellos y puedan así alcanzar un mejor estado físico, psicológico, social y espiritual.
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Sanar la mente y el cuerpo a través de la jardinería es una práctica que cada vez tiene más adeptos en el mundo. Una iniciativa nada nueva que es investigada en las universidades norteamericanas en países desde hace más de 50 años.
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Benjamin Rush abrió un nuevo campo, el de la terapia a través de la jardinería y la agricultura, asegurando que «excavar la tierra con las manos tiene un efecto curativo en los enfermos mentales”. Algunos años antes el jardinero y escritor Leonard Maeger declaraba algo parecido en su obra “English gardener” (1699) asegurando que “no hay mejor forma para preservar la salud que pasar el tiempo libre en el jardín». Y es que hablar de “terapia hortícola” implica precisamente eso: involucrar al paciente en todos los procesos que conlleva la jardinería, incluso en la posterior venta del producto, para incentivar y estimular su participación en trabajos conjuntos.
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se basan precisamente en principios filosóficos asociados a la estabilidad y la armonía, proporcionando tranquilidad al hombre en relación con su entorno y con la naturaleza. A grandes rasgos, la terapia hortícola mejora el autoestima y la satisfacción personal, potencian destrezas manuales, favorecen a la relajación y potencian algunas cualidades intelectuales como la memoria y la concentración. Desde un punto de vista terapéutico la implicación en las labores de cuidado y mantenimiento de un jardín son beneficiosas para todo el mundo, pero sus efectos son más destacables en personas con discapacidades físicas o mentales y en pacientes con problemas de comunicación, que pueden aprender a expresarse y a entablar relaciones buscando soluciones a problemas que puedan surgir en el jardín como consejos de cultivo o intercambio de esquejes. La terapia hortícola también puede servir como motivación para que personas que han sufrido enfermedades puedan recuperar su independencia o sus habilidades manuales y para personas que han sufrido depresión.
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cientos de hospitales en todo el mundo utilizan las plantas como un tratamiento complementario. Pero no sólo la medicina más tradicional se vale de los beneficios de la horticultura. Existen otros lugares especializados como correccionales, centros penitenciarios, botánicos, residencias para mayores, centros de rehabilitación o colegios que día a día diseñan programas para mejorar el estado físico y mental de sus pacientes.
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Respecto a las plantas que se cultivan en un jardín terapéutico no hay unas normas estancas. Todo dependerá del tipo de pacientes y del proceso que cada planta requiera. Por ejemplo, si nos encontramos en un centro con personas con problemas de movilidad, se aconseja el cultivo de pequeñas macetas, cestos colgantes o jardines verticales. Si por ejemplo hablamos de personas invidentes, tendremos que tener un jardín en el que predominen especies más olorosas como plantas aromáticas y con texturas más marcadas o curiosas. Y si hablamos de una persona con problemas de memoria, lo ideal es que se dedique al cultivo de plantas suculentas. En todo caso, los programas de terapia hortícola están pensados para que el paciente pueda implicarse en todas las fases del proceso, por lo que lo fundamental es tener en cuenta la especie y los cuidados que requiere así como las herramientas para ello, diseñadas para cada tipo de discapacidad concreta.
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Según la Asociación Americana de Terapia Hortícola , fundada en 1973, las plantas se usan porque “crecen y cambian; responden a los cuidados, y no juzgan; estimulan la participación y los sentidos, y ofrecen esperanzas”. Es precisamente el hecho de trabajar con ser vivos lo que hace que los pacientes empaticen más con su entorno. Además, las plantas reaccionan en forma casi inmediata a los cuidados que se le brindan o a la falta de ellos por lo que los efectos de descuidos o malas acciones se ve de inmediato. La gran ventaja de la jardinería reside precisamente en que los errores son positivos siempre porque de ellos puede aprenderse aprendemos y nada es irreparable, todo puede empezar de nuevo.
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Tal y como destaca AEHOR (Asociación Española de Horticultura Terapéutica) esta terapia “ constituye un tratamiento que no necesita una gran tecnología para poder implementarse y que ha demostrado tener resultados muy positivos. Es no-amenazante para el paciente, promueve la actividad social, mejora la memoria, proporciona estimulación sensorial y ejercicio suave, reduce el estrés y la tensión; disminuye la ira y desarrolla el buen comportamiento”.
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